La Font Fresca, documentada en 898, está situada cerca del Conjunt monumental d’Aiguafreda de Dalt y se accede a pie por el camino que va al Saüc.
Está construida en un muro de piedra, donde hay una pequeña apertura por donde sale el agua. cae. Ha La Se accede por una de las entradas al Parc Natural del Montseny. Se debe aparcar en un parquing habilitado a 3 minutos del Conjunto monumental de Aiguafreda de Dalt, dónde se encuentra la Iglesia de San Martí d’Aiguafreda, la Masoveria, el Comunidor o Conjurador/Esconjuradero* y el Barrio del cementerio.

Para llegar a la zona de picnic, una vez llegas a la Ermita de Sant Martí, sigue el camino hacia la derecha y a pocos metros (3-5min.) te encontrarás a la izquierda esta preciosa zona muy sombría con con 3 mesas de piedra bastante grandes dispuestas en diferentes niveles y comunicadas por escaleras. La fuente, que da nombre al lugar, es en un lugar sombrío y aporta un gran encanto en el área.
A esta zona de picnic sólo se puede llegar caminando desde la zona de aparcamiento que hemos comentado.
La zona de picnic dispone de 3 mesas de piedra en diferentes alturas: 2 mesas grandes para 10-12 comensales y 1 más pequeña redonda justo al lado de la fuente, dónde también hay un par de bancos de piedra para sentarse.

Para llegar en coche al parquing, una vez llegáis a la Font del Enamorats de Aiguafreda, seguir la carretera que sube en dirección a Aiguafreda de Dalt

*Un Comunicador, también conocido como Conjurador o Esconjuradero, es una pequeña edificación de carácter religioso que se encuentra abierta a los cuatro vientos, generalmente cerca de la iglesia. Era el lugar donde el sacerdote se refugiaba para realizar rituales con el fin de «comulgar» (del latín commonere) y protegerse de tormentas y piedras. Estas construcciones eran sólidas, simétricas y de carácter permanente, con un diseño que incluía un gran arco abierto en cada una de las direcciones cardinales, construido en piedra y con un techo a cuatro aguas. En su interior se llevaban a cabo ceremonias religiosas con un marcado carácter folklórico ancestral, utilizadas para conjurar (mediante oraciones y fórmulas exorcistas) calamidades como tormentas, lluvias intensas y plagas. Estos edificios eran comunes en los pueblos del Prepirineo y los Pirineos, generalmente adyacentes a iglesias, ermitas o capillas. Con el paso de los siglos, su uso cayó en desuso y hoy en día muchos se encuentran en ruinas.